Reportaje de la publicación 30 Días sobre Terapia en el Agua. Entrevista a María Alonso Fraile, Fisioterapeuta responsable de la unidad de terapia en el agua. Área clínica de rehabilitación de la Fundación Instituto San José de los Hermanos de San Juan de Dios.

¿En qué tipo de instalaciones se realiza de forma óptima la fisioterapia acuática?

La fisioterapia acuática es un procedimiento terapéutico en el que combinamos las propiedades físicas del agua con técnicas específicas de tratamiento. Se desarrolla en piscinas terapéuticas, que son diferentes de las piscinas de uso recreativo o deportivo en su diseño y construcción, ya que cumplen unos requisitos específicos para cubrir las necesidades de pacientes y terapeutas en este ámbito de actuación.

Estos requisitos se refieren a aspectos básicos como la accesibilidad, la temperatura del agua, o la profundidad de la piscina, entre otros. Hay que tener en cuenta y garantizar el acceso a la unidad que alberga la piscina, a los vestuarios, y al vaso terapéutico. Para esto último utilizamos sillas de ruedas especiales y exclusivas, así como grúas, rampas o escalinatas que permitan un acceso progresivo al vaso.

Lo normal es tener un único vaso terapéutico multifuncional en el que la profundidad no supere 1,30/1,40 metros y la temperatura del agua ronde los 32º o 33ºC. Si las dimensiones lo permiten, disponer de diferentes profundidades en el mismo vaso hace que nuestra instalación sea más versátil en cuanto a su uso.

¿Cuáles son los pacientes a los que más les puede ayudar la fisioterapia acuática?

Realmente la fisioterapia en el agua beneficia a todo tipo de pacientes, siempre y cuando no exista ninguna contraindicación absoluta para realizarla. Por ejemplo, en la población geriátrica tiene un alto nivel de recomendación, hacen que se convierta en un medio seguro y eficaz para la realización de ejercicios. En patología ortopédica y traumatológica de miembros inferiores que requiera un tiempo de descarga articular, en el medio acuático es posible realizar una recuperación precoz de la marcha, ya que las fuerzas de empuje minimizan la carga articular, y la articulación no sufre. Así acortaremos los tiempos del proceso de recuperación. En el deporte, uno de los aspectos más beneficioso es que el deportista no tiene esa sensación de estar “parado” durante la recuperación de una determinada lesión.

También los pacientes médicamente frágiles, con traqueostomias, ventilación mecánica u oxigenoterapia, obtienen beneficios con la terapia acuática. Requiere un gran esfuerzo por parte de la familia del paciente y del terapeuta, pero merece la pena. Mi experiencia personal es con niños con diferentes tipos de miopatías. Asistir a terapia acuática cada semana mejora su calidad de vida en general. Desde el punto de vista emocional, cognitivo y psicológico también podemos atribuirle beneficios a la terapia acuática; la rutina de desplazamiento a la piscina o la relación social con otros pacientes que asisten a terapia favorece la normalización de la situación que vive el paciente y su familia.

Los pacientes con patología neurológica, adultos o niños, también obtienen beneficios de esta intervención terapéutica. El control postural, la marcha y el equilibrio, la funcionalidad en las actividades de la vida diaria y la calidad de vida son algunos de los aspectos en los que este tipo de pacientes obtienen mayores beneficios.

¿Es difícil trabajar con este tipo de pacientes?

Bueno, desde el punto de vista puramente técnico no. Imagino que la experiencia te hace ser cada vez más seguro con tus intervenciones, pero desde el punto de vista emocional si se hace difícil en determinadas ocasiones. El contacto físico con el paciente es muy directo (no hay batas, ni ropa por medio, solo el bañador) y esto hace que el vínculo terapeuta/paciente se estreche. Además, la participación de la familia en las sesiones de terapia acuática es muy activa (sobre todo con los niños) y compartes muchas cosas con ellos, tanto buenas como menos buenas.

¿Qué aporta la fisioterapia acuática respecto al resto de tipos de rehabilitación?

La terapia acuática debe considerarse dentro del proceso de rehabilitación igual que la fisioterapia convencional, ya que la combinación de ambas intervenciones garantizará el éxito en la consecución de los objetivos terapéuticos que te plantees.

¿Se puede conseguir que ciertos pacientes vuelvan a realizar tareas de la vida diaria que antes no podían realizar?

Ese es uno de los objetivos, no solo de la terapia en el agua, de la rehabilitación en general, la funcionalidad.  En el agua es más fácil moverse por la fuerza de la flotación. Esto hace que sea más fácil el entrenamiento de las actividades de la vida diaria, pero siempre teniendo en cuenta que luego hay que saber realizarlas en el entorno en el que vivimos, es decir, sometidos a la fuerza de la gravedad.

¿Qué ejercicios se suelen realizar en el agua que luego ayuden a mejorar el día a día de estas personas?

Todos los ejercicios que requieran desarrollar estrategias de equilibrio; mantener una posición mientras realizas otra tarea, sin que las turbulencias que genera el terapeuta modifiquen tu posición, mejorar el tiempo de reacción ante un tropiezo para evitar la caída en el agua es muy fácil ya que los movimientos son más lentos y tienes más tiempo para pensar, realizar alcances hasta el límite de la funcionalidad es seguro, ya que no hay riesgo de caídas. Estos ejemplos de ejercicios se realizan para prevenir las caídas en la población geriátrica.

¿También mejora el aspecto psicológico de los pacientes?

Por supuesto, es un aspecto destacable y  muy importante. Desde mi experiencia profesional puedo decir que muchos de los pacientes a los que trato en la piscina con un alto grado de discapacidad consiguen desplazarse y realizar determinadas actividades que en tierra resultarían imposibles. Esto influye muy positivamente en la autoestima y en las ganas de superarse, junto con la sensación de ingravidez y de libertad de movimiento que experimentan en el agua.