El papel de la Neuropsicología en la rehabilitación del daño cerebral adquirido
¿Qué es el Daño Cerebral Adquirido (DCA)?
El DCA es una lesión o disfunción que se produce en el sistema nervioso central, provocada por una causa interna o externa. Las causas más frecuentes son los accidentes cerebrovasculares y los traumatismos craneoencefálicos, pero existen otras causas como los tumores cerebrales, las anoxias, las enfermedades infecciosas y/o la intoxicación por sustancias tóxicas, entre otras, que también afectan al sistema nervioso central. Como consecuencia de ello, se producen cambios en el funcionamiento cerebral que habitualmente afectan a diversas dimensiones de la persona (sensitiva, motora, cognitiva, afectiva, conductual, …) así como a su relación con el entorno. La complejidad y heterogeneidad de las consecuencias del DCA hacen necesario que la rehabilitación de las personas que han sufrido un daño cerebral se realice desde una perspectiva holística, que integre el conjunto de estas dimensiones. Por este motivo, los equipos de neurorehabilitación están constituidos por diversos profesionales especializados en atender a la persona que ha sufrido un daño cerebral y a sus familias. El neuropsicólogo es una figura integrante de este equipo.
La Neuropsicología en el DCA
La Neuropsicología es una especialidad dentro de la psicología, que converge de los conocimientos de la neurología y la psicología, y que estudia las manifestaciones cognitivas, afectivas y comportamentales del funcionamiento del sistema nervioso central (SNC). En el ámbito del DCA, el objetivo de esta disciplina es estudiar los efectos que una lesión o funcionamiento anómalo del SNC provoca en estos aspectos de la persona afectada, así como la repercusión que éstos tienen en el entorno familiar, social, educativo y/o laboral.
El Neuropsicólogo es un psicólogo especializado en Neuropsicología cuyas funciones clínicas principales son la evaluación, el diagnóstico y la intervención de las alteraciones cognitivas, afectivas y comportamentales derivadas de un daño cerebral y el proceso de adaptación a esta circunstancia.
¿En qué consiste la Rehabilitación Neuropsicológica?
La rehabilitación neuropsicológica consta de dos procesos fundamentales: la evaluación y la intervención. Ambos procesos están estrechamente vinculados ya que es imprescindible realizar una adecuada evaluación neuropsicológica para poder establecer un plan de intervención que se ajuste a las necesidades de la persona afectada.
La evaluación neuropsicológica engloba la recogida de datos clínicos del paciente (entre ellos, información sobre aspectos previos a la lesión, su historia clínica y el daño cerebral sufrido) y la valoración de las funciones cognitivas, emocionales y comportamentales. Este proceso se realiza mediante la entrevista y exploración clínicas, y la administración de pruebas neuropsicológicas especializadas. El objetivo del proceso de evaluación es determinar qué capacidades cognitivas se encuentran afectadas y cuáles están preservadas, identificar la existencia de alteraciones emocionales y conductuales y conocer cómo repercute todo ello en la vida de la persona. Las manifestaciones de esta repercusión son diversas y de distinta intensidad en función de factores tales como las características propias de la lesión, del tipo de alteraciones presentes, así como de aspectos personales y del entorno.
Los resultados obtenidos en las pruebas neuropsicológicas administradas son analizados e interpretados junto con la información clínica recogida. El proceso de evaluación permite comprender cómo ha afectado la lesión cerebral a la persona, valorar el grado en el que el paciente puede beneficiarse de recibir tratamiento neuropsicológico y, en su caso, constituye el punto de partida para poder diseñar un programa de rehabilitación neuropsicológica lo más individualizado posible.
La rehabilitación neuropsicológica se basa en el concepto de neuroplasticidad cerebral, entendida como la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse, reestructurarse y adaptarse a nuevas situaciones y adopta un enfoque integral en el que los procesos neuropsicológicos (cognitivos, emocionales y conductuales) no son vistos de manera aislada e independiente sino como procesos que se encuentran interrelacionados, en los que unos influyen sobre otros. Incluye un conjunto de abordajes, técnicas y herramientas de intervención encaminadas a estimular, guiar y modular este proceso con el objetivo de impulsar la recuperación de las habilidades que se han visto afectadas por la lesión y/o favorecer el aprendizaje de estrategias compensatorias que ayuden a reducir el impacto del déficit en la vida cotidiana. Además, trata de facilitar al paciente y a sus familias una mayor compresión de los cambios que ha producido la lesión e intervenir en el proceso de adaptación a dichos cambios, buscando mejorar el bienestar de la persona afectada y la de sus familias.