Cómo afrontar el duelo en las Navidades

Afrontar la Navidad tras la muerte de un ser querido: cómo vivir el duelo en fechas señaladas

29 Dic 2020 Blog

Navidad, una fecha que para muchos es sinónimo de felicidad e ilusión e incluso para ti, que estás leyendo estas líneas, es posible que hubo un tiempo en el que la Navidad tenía un sentido. Las vacaciones, la vuelta a casa de las personas que han estado ausentes o viven lejos de nosotros, las reuniones con familiares y amigos, las comidas, los regalos, las risas, los adornos… Son unas fechas en las que la alegría y el entusiasmo parecen teñirlo todo, imponiéndose casi a la fuerza, mientras que la tristeza o el dolor no son bien recibidos en nuestra mesa.

Sin embargo, estas fechas no siempre son igual de señaladas y deseadas para todos. Para algunas personas suponen una carga muy pesada, algo que soportar y no son sinónimo de alegría y felicidad. Se nos pide que estemos todos juntos, contentos, que hagamos una gran fiesta, que nos llevemos bien e incluso, que gastemos una gran cantidad de dinero. Por eso, no es de extrañar, que muchas personas viven este tiempo con angustia y rabia, y con unas ganas enormes que se pasen rápido, casi sin darse cuenta.

Y, especialmente este año dada la situación de pandemia por Covid-19, para aquellos que han sufrido una pérdida. Teniendo en cuenta que cuando hablamos de pérdidas, éstas se pueden presentar de distintas formas: la pérdida de un empleo, un proyecto, una ilusión, una amistad y la pérdida de una persona amada. Así, aparecen nuevos invitados no deseados: la ausencia, el vacío y la soledad se sientan a la mesa, acompañados de diferentes sentimientos como la tristeza, la rabia, el dolor, la culpa, la apatía… pasando entonces a convertir estas fiestas en un auténtico sufrimiento, anticipando con antelación la llegada de las mismas con mucho miedo y preocupación.

Si estás leyendo esto, puede que te sientas reflejado con alguna de las líneas anteriores y entonces te preguntes: “¿qué debo hacer: celebrarlas o no celebrarlas?”; “si lo hago, ¿amargaré las fiestas a mi familia?”. Lo primero, es saber que no hay una respuesta correcta a esa pregunta. Ninguna receta nos dará la solución al dolor que se nos presenta, puesto que cada duelo es único y personal, y existen diferentes maneras de vivir el dolor por la pérdida, por lo que cada uno lo manejará y afrontará de manera muy particular.

1. Lo primero de todo: Hacer aquello con lo que uno se sienta más cómodo

No te fuerces a hacer algo que no te apetece. No pasa nada porque este año no se celebre la Navidad, no es el fin del mundo. Pero si consideras que es una obligación impuesta y no te vas a encontrar bien, es mejor que hables con tu familia y se lo plantees. Quizás podáis encontrar una solución alternativa, como celebrarlo un par de días antes o después.

2. Quizás no estás para celebrar nada, pero sí para estar con las personas que amas

Es decir, estar con aquellas con las que siempre habéis estado. Sobre todo, si son personas que comprenden tu dolor y te permiten ser la persona que eres, sin tapujos y sin máscaras. Es más, puedes anunciar lo que te gustaría y poderlo compartir de manera auténtica y con confianza.

3. Recomendación: tener una reunión familiar previa

Con el objetivo de consensuar entre todos, respetando las opiniones y emociones del resto. Al fin al cabo el duelo es un proceso individual pero que afecta a toda la familia.

4. Si decides no celebrar la Navidad, evita el aislamiento

El apoyo de los más allegados es siempre fundamental para sobrellevar el dolor. Conviene aceptar la ayuda que nos ofrezcan amigos o familiares. la tristeza siempre viene acompañada de una compañera no deseada: la soledad. Pero en caso de que no te sientas con fuerzas, no te obligues a hacerlo. Las personas próximas a ti y que te quieren, lo comprenderán.

5. Expresa abiertamente tus emociones y respeta las de los demás

Esto es una de las propuestas principales en el proceso de duelo, y la clave de una buena recuperación. Cada persona vivirá su duelo a su manera. Puede que uno prefiera olvidarlo y hacer como si nada; mientras que otro experimente indiferencia, tristeza o rabia. No te juzgues a ti mismo ni a los demás por las reacciones que tengan en ese día ya que cada persona expresará sus sentimientos de manera diferente, pero seguro que ninguno habrá olvidado a la persona fallecida. Y es que la alegría no está reñida con el recuerdo de los que más queremos.

6. Simbolizar a la persona ausente

Introducir algún símbolo (fotografía, vela, canción, poema, comida, brindis…) que nos recuerde a esa persona, facilitará compartir sentimientos de tristeza o añoranza entre los miembros de la familia que pueden estar sintiendo lo mismo que nosotros y permitirá tener presente a esa persona tan especial en unos días tan señalados como son esas fechas. Incluso puede suceder que, en algún momento, os emocionéis pero si dejáis que la emoción fluya, ésta puede dejar paso, otra vez, a una serenidad que te permita seguir conversando y centrando la atención en la compañía de las personas que habéis elegido estar juntas.

7. Recuerda que la persona que amas está en tu recuerdo

No olvides que esa persona está en tu corazón, en todo lo vivido y lo compartido. Así como en todas aquellas personas que os han conocido.

8. Tienes derecho a intentar sentirte aliviado/a

A veces, puede suceder que la risa te sorprenda o la palabra amable de alguien que te aprecia consiga sacarte una sonrisa. Es en ese momento, donde puedas pensar que, si no estás triste o si no estás sumida/o en un profundo dolor, es que ya has olvidado. ¡Nada más alejado de la realidad! En el corazón caben muchos sentimientos.

9. ¿Y qué pasa con los niños?

Celebrar la primera Navidad como si nada hubiera sucedido después de perder a un padre, madre, abuelo o hermano, no solo no es posible, sino que es poco saludable. Los niños también experimentan el dolor de la ausencia. Sin embargo, no celebrarla en absoluto puede resultar muy doloroso para un niño. Por lo que lo más conveniente es hablar con ellos  de acuerdo a su edad y nivel madurativo. Los adultos les servirán de modelo a la hora de expresar el dolor si comparten con ellos cómo se sienten.

Firmado por:

Carlos Gil Arellano y Roberto Álvarez Álvarez, psicólogos del Centro de Atención Integral al Duelo de la Fundación Instituto San José de Madrid.

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