Abordaje neurorrehabilitador en el paciente con síndrome de la mano ajena: un enfoque de terapia ocupacional y fisioterapia

12 Jul 2024 Blog

El síndrome de la mano ajena (SMA) es un fenómeno neurocomportamental de etiología
diversa y poco frecuente. Debido al impacto por la incapacitación que produce en la vida
diaria de la persona que lo padece, es considerado un problema de interés sanitario.


El SMA se caracteriza, fundamentalmente, por la actividad motora, autónoma e involuntaria
del miembro afecto, consistente en: movimientos involuntarios, incontrolables y sin
objetivo, que, con frecuencia, entran en conflicto o incluso rivalizan con el miembro opuesto
(como calzarse con una mano, y descalzarse con la otra); y la sensación de extrañeza y no
pertenencia del miembro afecto referida por el paciente.


Desde el punto de vista lesional, se considera como un síndrome de desconexión
interhemisférica, producido usualmente por lesiones neurológicas anteriores del cuerpo
calloso y por lesiones de corteza frontomediales, aunque también pueden ser consecuencia
de lesiones posteriores. Además, puede observarse como síntoma acompañante en diversas
afecciones y entidades nosológicas, aunque la mayoría de los casos descritos implican
accidentes vasculares cerebrales, tanto isquémicos como hemorrágicos. Actualmente, se
reconocen tres formas bien diferenciadas:

Forma frontal: Es la forma más frecuente. Aparece en la mano dominante. Esta
forma manifiesta marcada prominencia por reflejos primarios, presentando
grasping (agarre de objetos a su alcance, con dificultad para soltar) groping
(manipulación compulsiva de objetos), conductas de utilización y propia
restricción (deteniendo la mano ajena con la otra mano). Es el resultado del daño
en diversas áreas cerebrales: en el área motora suplementaria, el giro cingular, el
córtex prefrontal y la parte anterior del cuerpo calloso del hemisferio dominante.

  • El subtipo calloso se caracteriza por el conflicto intermanual o apraxia del
    miembro no dominante. Resultado de lesiones que involucran al cuerpo calloso.
  • En el subtipo posterior (menos frecuente que los anteriores) los signos clínicos
    pueden incluir, por afectación de zonas posteriores corticales y subcorticales,
    alteraciones sensitivas como hemianestesia izquierda, hemianopsia homónima
    izquierda y heminegligencia izquierda.

El diagnóstico diferencial debe realizarse con Epilepsia (crisis parciales complejas), corea,
atetosis o hemibalismo.


El miembro está desinhibido y tiende a dirigirse por estímulos ambientales resultando de
ellos conductas de utilización (por ejemplo, el uso estereotipado, desinhibido y
espacialmente inadecuado de un objeto). Presenta marcada dependencia del entorno al
desencadenarse normalmente por objetos cercanos.
El movimiento ajeno tiene la apariencia de movimiento intencionado y dirigido, pero no
tiene finalidad (agarrar objetos como pomo de la puerta de los sitios por los que pasa el
paciente).


El miembro afecto es percibido con extrañeza por el paciente, que lo siente controlado por
fuerzas externas. Aunque el miembro es reconocido por el paciente, éste puede negar la
propiedad cuando se le toca sin guía visual.
Los comportamientos de mano ajena se incrementan en condiciones de fatiga o ansiedad,
se desencadenan normalmente por objetos cercanos. El tratamiento rehabilitador, dirigido
hacia las necesidades específicas de cada paciente, podría permitir la mejoría en la
consecución de las actividades de la vida diaria.


Desde Terapia Ocupacional se observan que este tipo de personas presentan alteraciones en
sus Actividades de la Vida Diaria ya que esta patología produce alteraciones
sensoriomotoras, alteraciones práxicas, alteraciones gnosicas, alteraciones atencionales y
de memoria, entre otras. Por lo tanto, los objetivos que nos propondremos a trabajar serán
los siguientes:

En un primer momento, y observando la capacidad atencional del sujeto, sería un
ítem a trabajar junto al control consciente de su miembro afecto. Ya sea a través
de actividades como puede ser el seleccionado y posterior clasificado de objetos
con miembro sano, mientras sobre el miembro afecto se realiza un apoyo con
supervisión cercana del terapeuta; o a través de Imaginería Motora, implícita o
explicita, para potenciar el esquema corporal.

  • Asi mismo, como Terapeutas Ocupacionales, es preciso hacer un análisis de la
    ocupación y tratar aquellas Actividades que se encuentren afectadas, como puede
    ser comer, ducharse, vestirse o asearse, entre otras. Puede que todas las
    actividades bimanuales se alteren, para trabajar este objetivo, se trabajarán en sala
    las mismas actividades in situ donde se observen que hay déficits para corregirlos
    y que, posteriormente, el sujeto pueda generalizarlo e incluirlo en su vida diaria.
  • Una vez la capacidad atencional se haya visto recuperada, se podría trabajar a
    través de Terapia en Espejo para trabajar la normalización de los movimientos y
    la sensibilidad de ese miembro afecto.
  • Otro de los objetivos que se trabajan desde Terapia Ocupacional es la
    normalización y aprendizaje de que la mano que no la consideran como suya,
    realmente, si es propia del sujeto y que sean ellos quienes controlan su miembro.

Desde fisioterapia, el abordaje neurorrehabilitador viene dado, en primer lugar, por una
valoración exhaustiva en la que se analizan y cuantifican variables como: calidad y
cantidad de movimiento, balance muscular y articular, sensibilidad, coordinación, análisis
de los patrones de alcance y agarre, así como el desempeño sensoriomotor orientado a
tareas.


Posteriormente, se realiza un planteamiento de objetivos, siempre consensuados con el
equipo interdisciplinar, el paciente y su familia, tomando como marco conceptual la
clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud, (CIF),
la cual, considera funciones, estructuras corporales, limitaciones en la actividad y
restricciones en la participación. Tras identificar los aspectos a trabajar, se elabora un
protocolo de tratamiento basado en los abordajes con mayor evidencia clínica y científica,
para mejorar la calidad de vida de la persona afectada por este síndrome.


David Fernández. Terapeuta ocupacional experto en neurorrehabilitación.
Camila Fernández: Fisioterapeuta experta en neurorrehabilitación.

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